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Elecciones Guatemala: Bernardo Arévalo podría convertirse en una figura clave para Washington


Bernardo Arévalo se ha convertido en el candidato principal para la presidencia de Guatemala y una figura importante en las elecciones de 2024 en los Estados Unidos.

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CHIUL, Guatemala − La vida en el pueblo de Bartolo Báten ha sido definida por la corrupción: una maestra que no puede conseguir trabajo en la escuela hasta que pague un soborno. Un proyecto de agua que se queda sin dinero antes de que las tuberías lleguen al pueblo. Enfermos que no pueden pagar el costo de medicinas disponibles en otras comunidades.

Es por eso, que desde que Báten tiene uso de memoria, él y los suyos han sobrevivido gracias a familiares emigrados a los Estados Unidos y los dólares que envían de vuelta a casa. 

El padre de Báten trabajó tres años en Florida, Carolina del Norte y Ohio. Su hermano todavía trabaja en una fábrica de Ohio, parte del 1.1 millón de guatemaltecos que trabajan actualmente en el país.

Incluso sus amigos que no se fueron al Norte, se vieron obligados a dejar el pueblo atrás para buscar trabajo en la Ciudad de Guatemala. Estando allí, Báten comenzó a recibir mensajes por Facebook sobre un hombre llamado Bernardo Arévalo. ‘Mira, Bartolo, estas son las iniciativas que trae Bernardo Arévalo”, le dijeron. “Hay que impulsarlo allá.’”

“Quiero quedarme acá y hacer un cambio”, dijo Báten, de 28 años.

Esa esperanza, que pregonan las multitudes que acuden a los mítines de campaña de Arévalo, ha convertido a Arévalo en el candidato favorito en las elecciones de su país y una figura contundente en el ciclo electoral a 2.000 millas al norte. 

Arévalo, un desconocido inicialmente, saltó al primer lugar con la promesa de erradicar la corrupción que ha convertido a generaciones de guatemaltecos en inmigrantes estadounidenses.

Sí Arévalo gana la segunda vuelta electoral el domingo, podría ser la mancuerna de la administración Biden para enfrentar uno de sus desafíos más difíciles: el flujo interminable de migrantes hacia la frontera sur.

Los gobernadores republicanos han respondido con mano dura, atrapando a los que cruzan la frontera con alambre de púas o subiendolos en autobuses con destino a las ciudades demócratas. Esta realidad se desarrolla a la vez que EE. UU. se precipita hacia una posible revancha entre el presidente Joe Biden y Donald Trump, el expresidente quien prometió construir el “infranqueable, grande y hermoso muro”.

Si bien el debate político en los EE. UU. se centra en la seguridad fronteriza, es improbable que ningún esfuerzo tenga éxito si no afronta las causas profundas de la pobreza, corrupción y violencia.

La administración Biden anunció un plan en 2021 de cientos de millones de dólares para abordar precisamente estas causas. Pero los líderes centroamericanos se mostraron reacios a cooperar.

Arévalo promete que él es distinto.

“Lo primero que va a pasar es que Estados Unidos va a encontrar un socio que dispuesto a erradicar la corrupción y con toda la intención de trabajar realmente por el desarrollo”, dijo Arévalo a Paste BN en una entrevista exclusiva en la ciudad capital de Quiché, el mismo estado donde vive Báten.

En la semana previa a la segunda vuelta, Paste BN pasó tres días siguiendo la campaña de Arévalo en las zonas rurales de Guatemala, un país donde los altos funcionarios han sido sancionados por Estados Unidos como "actores antidemocráticos", y donde el Banco Mundial documentó que casi el 20% del producto interno bruto proviene de guatemaltecos en EE.UU.

La candidatura de Arévalo despierta recuerdos de una generación anterior: su padre fue el primer presidente elegido democráticamente tras una dictadura opresiva. Sus ideas galvanizan el idealismo de una generación más joven bajo la premisa de que los guatemaltecos no se irían en números récord si pudieran encontrar oportunidades en casa. Arévalo dijo que una agenda compartida con Estados Unidos es vital. “Al final del día”, dijo en inglés, “la gente se está yendo de lugares como Quiché porque simplemente no hay opciones para ellos”.

¿Quién es Bernardo Arévalo?

En una cálida mañana de un día entre semana, Báten y su padre encabezaron una marcha de decenas de residentes de Chiul por las calles adoquinadas de Santa Cruz del Quiché.

Como el miembro más joven del consejo de líderes de Chiul, Báten se unió a la causa de Arévalo, junto con los ancianos del pueblo que portaban una pancarta a lo ancho de la calle y tocaban matracas. Cantaban en rima: ¡Se ve, se siente, Arévalo presidente!

“No queremos más corruptos en la presidencia, en el congreso”, dijo Francisco Báten Itzer, el padre de Báten. “No queremos más niños desnutridos. No queremos más pobreza en nuestro país, ni más injusticia. Queremos una nueva persona en la presidencia.”

Alto, con gafas y una perilla canosa, Arévalo posee un doctorado, habla cinco idiomas y, hasta hace poco era un completo desconocido ante el público guatemalteco. Su candidatura era vista menos como una posibilidad real de tomar la presidencia y más como una oportunidad para que un partido relativamente nuevo, popular entre los académicos urbanos, expandiera su base.

Eso fue hasta que los jueces alineados con el presidente Alejandro Giammattei eliminaron a tres candidatos por presuntas violaciones en la primera vuelta. Miles de personas votaron nulo u optaron por el que ocupaba el último lugar: Arévalo.

Visto así, la primera vuelta electoral resultó una protesta masiva y silenciosa contra las supuestas maquinaciones de un grupo de élites poderosas conocido en Guatemala como el “pacto de los corruptos”.

Arévalo ascendió a la cima, consiguiendo un lugar en la segunda vuelta contra Sandra Torres, una ex primera dama incendiaria.

Torres, quien rechazó las múltiples solicitudes de entrevistas de USA Today, se ha desplazado hacia la derecha al presentarse por tercera vez a la presidencia. La candidata se ha aprovechado del lugar de nacimiento de Arévalo, llamándolo el “candidato uruguayo”, a pesar de que la constitución permite que los ciudadanos guatemaltecos nacidos en otros lugares se postulen para el cargo.

El éxito improbable de Arévalo, el mensaje resonante y la campaña popular a lo largo de comunidades rurales impulsaron la participación de locales como el consejo de Chiul.

Estos líderes comunitarios cuentan cómo se construyó la tubería de agua a plena vista de su aldea. Pero luego las obras se detuvieron, y ahora, cuando la sequía acecha, se ha interrumpido el flujo de agua de sus grifos. También relatan cómo a la esposa de uno de ellos no le alcanza para comprar medicina para tratar su enfermedad renal, en un país donde el sistema de salud pública tiene un pasado sórdido, lleno de compras fraudulentas, sobornos y tratos que beneficiaron a los grandes proveedores farmacéuticos y dejaron a los pacientes indefensos.

La esposa de Báten, de 25 años, es una maestra capacitada, del tipo que su pueblo necesita. Pero, según él, ella no consigue un trabajo de maestra porque los funcionarios quieren que “compre” una plaza de docente, una forma común de soborno.

Realidades como estas impulsaron al grupo de Chiul a marchar por Santa Cruz del Quiché hacia el mitin de campaña.

Mientras lo hacían, Arévalo respondía preguntas en una rueda de prensa. ¿Qué hará para atraer a los jóvenes que viven en las zonas rurales para que se queden?

“Tenemos que recordar que Guatemala es un país en el que seis de cada 10 personas son jóvenes y la mayoría de la población es indígena”, dijo Arévalo. En lugar de comprar votos con regalos de arroz o papas, dijo: “Nuestro plan es brindar acceso universal a los servicios sociales, incluidos la atención médica, la educación y las carreteras. Nos vamos a enfocar en las áreas rurales que han sido más abandonadas por el gobierno”.

“Nuestra única condición”, dijo, “es que lo vamos a hacer con transparencia y honestidad”.

Varios centenares de personas llenaron un lado de la plaza central y subieron las escaleras de la iglesia católica mientras Arévalo subía al escenario. La diversidad étnica del país se mostró en la vestimenta tradicional de hombres y mujeres de numerosas y distintas comunidades mayas.

Los líderes comunitarios trajeron regalos. Báten subió al escenario y le entregó a Arévalo un morral, como los que usan los hombres indígenas en Chiul.

Arévalo prometió construir carreteras, garantizar el acceso al agua y ampliar oportunidades educativas, alzando la voz como un predicador mientras gritaba ¡ya basta!, basta de corrupción.

Luego hizo una pausa y consideró el regalo que Báten le había hecho.

Hay un morral colgado junto a su escritorio, dijo Arévalo en voz baja. Un morral que le habían regalado a su padre, cuando estaba en campaña en 1944.

“Voy a colgar este morral junto al de mi padre, un recordatorio de la confianza que me dieron y de la creencia maya de que la autoridad se otorga a quienes sirven a la comunidad”.

La conexión de Arévalo con el pasado democrático de Guatemala es lo que hace que su deseo de trabajar con Estados Unidos sea tan extraordinario: fue la CIA quien deshizo el legado de su padre.

La compleja historia de su padre con los EE. UU.

Como muchos guatemaltecos mayores de 60 años, Mayra Rodríguez recuerda haber escuchado historias sobre el padre de Arévalo y la primera “primavera” democrática del país.

“Mi padre y mi madre eran gente muy pobre y vivieron la época de la dictadura Ubiquista”, dijo la maestra jubilada. “Ellos nos contaron cómo había cambiado la actitud de todas las personas”, dijo Rodríguez. “Desde que supieron que iba a haber un presidente diferente, que era un maestro, que era cierto que había pasado mucho tiempo fuera del país, pero que venía con todas las intenciones.”

Desde su independencia de España en 1821, Guatemala ha sido gobernada por varios dictadores alineados con la oligarquía terrateniente. A su vez, los oligarcas tenían intereses alineados con las ganancias de la United Fruit Company, una productora de bananas estadounidense que estableció un poderoso feudo en Centroamérica.

"United Fruit desestabilizó los marcos democráticos siempre que pudo y, en última instancia, funcionó mejor sirviéndose de las dictaduras militares", dijo Peter Chapman, autor del libro publicado en el 2007, “Bananas: cómo la United Fruit Company forjó el mundo".

Juan José Arévalo se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente del país en 1944. Su ascenso puso fin a la violenta dictadura de Jorge Ubico, un coronel del ejército cuyos 13 años en el poder estuvieron marcados por la brutalidad, ganándose el apodo de "pequeño Napoleón de los trópicos".

Las reformas democráticas de Juan José Arévalo se inspiraron en el “New Deal" del presidente Franklin Roosevelt. Construyó escuelas y hospitales. Dio derecho al voto a los hombres guatemaltecos analfabetos. Fomentó sindicatos incipientes. Sin embargo, sus esfuerzos no fueron universalmente bienvenidos.

Cuando Arévalo Sr. dejó el cargo en 1951, había sobrevivido numerosos atentados contra su vida y complots para su derrocamiento.

Un año antes de dejar el cargo, un cabildero de United Fruit se reunió con un influyente funcionario del Departamento de Estado. El cabildero, según documentos desclasificados de la CIA, sugirió que Estados Unidos expulsara a Arévalo, después de que había tomado un interés excesivo en las prácticas laborales de explotación de la United Fruit.

Jacobo Arbenz lo sucedió como presidente, exigiendo mejores condiciones para los pobres de las zonas rurales. Para la administración Truman durante el fervor anticomunista de la época, este movimiento olía a comunismo. Entonces, la CIA orquestó un golpe para expulsar a Arbenz en 1954. El padre de Arévalo se vio obligado a huir de Guatemala y su hijo, Bernardo, nació en el exilio en Uruguay en 1958.

"El golpe de 1954 cerró la posibilidad de la democracia. Es realmente el comienzo de la guerra civil en Guatemala que duró 36 años", dijo Will Freeman, miembro académico del Consejo de Relaciones Exteriores.

Es un recuerdo que aún conservan las generaciones mayores en Guatemala.

“Las reformas que concertó su padre realmente marcaron una enorme diferencia”, dijo Anita Isaacs, profesora de ciencias sociales en Haverford College.

“Veo al padre en el hijo”, dijo. “Es su mensaje lo que está transmitiendo”.

La iniciativa de “causas raíz” de la administración Biden

Hace dos años, Biden y la vicepresidenta Kamala Harris lanzaron una estrategia de cinco puntos para abordar las "causas raíz" de la migración del triángulo Norte. El plan de $400 millones invertiría en programas que afrontaran de manera directa los problemas que llevan a la migración.

El plan se estancó: " En el caso de Guatemala, se enfrentaron con una clase corrupta que simplemente no daría marcha atrás", dijo Eric Olson, director de políticas de la Fundación Internacional de Seattle. "Encontraron una resistencia real, fuerte y profunda en la región".

El plan de “causas raíz” pretendía apoyar a medios independientes, fortalecer el sistema de justicia y llevar a los tribunales a los actores corruptos. En cambio, los fiscales persiguieron penalmente a funcionarios que lideraban esfuerzos anticorrupción. Como consecuencia, los principales jueces, fiscales anticorrupción y periodistas huyeron a México y Estados Unidos.

Así que la administración Biden dio un giro. Sancionó a funcionarios supuestamente corruptos, incluida Consuelo Porras, la fiscal general del país.

Durante los años subsecuentes, los informes de estrategia de la Casa Blanca muestran un enfoque diferente. Un comunicado de 2023 no anuncia esfuerzos internos anticorrupción sino $1.2 mil millones en inversión privada externa.

“Ciertamente tenemos los ojos abiertos que el cambio no sucederá de la noche a la mañana”, dijo un funcionario del Departamento de Estado, hablando bajo condición de anonimato. “Estos esfuerzos requieren una atención sostenida”.

No hay duda de que una victoria de Arévalo podría abrir nuevas vías para la administración de Biden, dijo Olson.

La administración Biden no está tomando ninguna posición pública en la elección guatemalteca. 

El funcionario del Departamento de Estado rechazó cualquier sugerencia de que la administración tiene un "candidato preferido".  A cambio, condenó la "interferencia electoral" y los esfuerzos anteriores de Porras y su oficina para revocar el estatus al partido Semilla.

“Lo más importante para nosotros es una elección libre y justa y un proceso que no se vea socavado por la fiscal general de Guatemala o las fuerzas corruptas con las que trabaja”, dijo el funcionario del Departamento de Estado.

Como señal de la importancia de las elecciones para Estados Unidos, funcionarios del Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y la oficina del vicepresidente se han reunido con ambos candidatos.

Afortunadamente para Biden, Arévalo parece tener una agenda en línea con la Casa Blanca, incluso en temas espinosos como el control fronterizo.

Biden implementó políticas que dificultan la búsqueda de asilo en EE.UU. Arévalo le dijo a Paste BN que tiene intención de acabar con las redes de traficantes. Biden ha abierto “vías legales” para que los inmigrantes lleguen a los EE. UU. y ha aumentado la disponibilidad de visas de trabajo; Arévalo cree que puede ayudar.

“Entendemos muy claramente que hay problemas con los coyotes, una forma de crimen organizado, que tienen el control de muchos lugares en la frontera”, dijo Arévalo, un problema que podría abordarse con una expansión de las visas de trabajo estadounidenses. “Empresarios de EE. UU. y personas en el gobierno de EE. UU. nos han dicho que se necesitan trabajadores en Estados Unidos”. 

“Cuando se trata de la estrategia de las ‘causas raíz’ de Biden, creo que Arévalo está en la misma página”, dijo Rachel Schwartz, experta en la democracia de Guatemala de la Universidad de Oklahoma. “Hay una especie de entendimiento completo del problema y un sentido compartido de cuáles son las soluciones”.

EE.UU se preocupa de la posible interferencia electoral en Guatemala

La tensión era notoria en los últimos días de la campaña de Arévalo tras el asesinato de un candidato presidencial ecuatoriano a principios de agosto. El cruel ataque fue captado en video y circuló en las redes sociales. Los opositores de Arévalo comentaban en sus posts: “¿Y Bernardo cuándo?”.

En Guatemala, la mayoría de los candidatos viajan en helicóptero para llegar hasta las áreas más remotas del país con facilidad: una señal, dicen los votantes, que están en los bolsillos de alguien y son vulnerables a la corrupción.  

Por su parte, Arévalo, dio vuelta a Guatemala en una vieja camioneta Ford todoterreno, de color gris oscuro, en un convoy de tres o cuatro vehiculos. 

Después de Quiché, se dirigió al departamento de Huehuetenango, que comparte a la vez frontera y corredor de contrabando con México, justo al noroeste.

Unos 45 policías aseguraban el perímetro del mitin justo afuera de una escuela en el centro de la ciudad. La multitud se apretó en una calle colindante, como sardinas en lata, ondeando  banderas blancas de Semilla y los carteles morados con el nombre de Arévalo. Globos y banderines bailaban en la brisa.

Las encuestas recientes favorecen a Arévalo con más del 60% de la intención de voto.

Hay un movimiento social que lo respalda, dijo, que incluye a jóvenes, indígenas y algunos en el sector privado que quieren que se respete el estado de derecho. “Simplemente no nos vieron venir”, dijo.

Arévalo entiende que las garantías no existen. El mismo sistema de derecho de su país casi frustró las posibilidades de su partido una vez antes. Sabe que incluso si resulta ganador en las elecciones, sus enemigos podrían usar el poder del estado para contestar los resultados en los tribunales.

“Sabemos que va a haber una reacción”, dijo.

Las mujeres tocaban marimba. Elementos de seguridad se preparaban para la llegada de  Arévalo, portando escudos antibalas como maletines. Alguien hizo estallar petardos en un parque cercano, el ruidoso ta-ta-ta-ta ahogó la música mientras el humo ascendía.

Rodríguez, la maestra jubilada que recordaba las historias de sus padres sobre las primeras elecciones democráticas de Guatemala, esperaba junto al escenario, con su cabello canoso peinado hacia atrás y su huipil de encaje blanco que le colgaba pulcramente.

Rodríguez miraba con asombro. Ella creía que con Arévalo, como su padre antes que él, llegaría una nueva era en la que las próximas generaciones no tendrían que abandonar Guatemala.

“Ya tengo 64 años”, dijo, “y hemos vivido una historia muy triste en mi país. Yo tenía la esperanza que el pueblo despertara. Mire, es el hambre que tenemos de justicia, el hambre que tenemos de honradez.”

Artistas locales subieron al escenario para entretener a los seguidores mientras esperaban. Un payaso bailó. Los voluntarios de la campaña arrojaron camisetas a la multitud. Una cumbia promocionando a Arévalo sonaba por los altoparlantes a todo volumen.

Rodríguez pidió la palabra. 

Nerviosa, camino al escenario intentando retener los versos del poema que quería declamar. Busco casi a tientas el micrófono.  

Todos bajaron la voz mientras ella se mecía de lado a lado. Las marimbas se habían quedado en silencio. Los globos verdes y morados flotaban en el aire húmedo.

Fue entonces que brotaron las palabras.

“Es el pueblo que intenta lucidez en medio de esta oscura noche, se habla de verdad y de honradez. Y es que Arévalo vive nuevamente…”

La oradora continuó recitando las estrofas finales. Hombre y mujeres se secaban los ojos en silencio.

Finalmente, el poema llegó a la última línea. Y el centro de la ciudad estalló en alegría.